Ben Bernanke: los bancos no pueden vivir sin él, ni con él.
La frase, supuestamente acuñada por el humanista holandés Erasmo para las mujeres (en el políticamente incorrecto siglo XVI), describe bien la relación actual entre las firmas financieras y la Reserva Federal de Estados Unidos.
El motor clave de la rentabilidad de los grandes bancos —el corretaje de bonos, divisas y commodities— se ha visto afectado por las percepciones en constante cambio del mercado sobre la postura de la Fed respecto al estímulo monetario.
El cierre del tercer trimestre se acerca y los inversionistas están divididos entre la esperanza y el temor, intentando adivinar cuál fue el desempeño de las firmas financieras. La respuesta podría radicar en la palabra más controvertida de Wall Street: el riesgo.
El corretaje de FICC —jerga de la industria para renta fija, divisas y commodities, por sus siglas en inglés— representa alrededor de 25% de las ganancias de los bancos grandes, así que lo que suceda en ese frente es importante.
Y en los últimos tres meses sucedió lo siguiente: el mercado se convenció de que la Fed reduciría su programa de compra de bonos en septiembre, pero se sorprendió la semana pasada cuando la supuesta disminución gradual no se produjo.
La expectativa de un desmantelamiento inicial del estímulo causó una caída de los precios de los bonos y un aumento de los retornos. Esos cambios perjudicaron a los bancos de dos formas: generaron pérdidas en papel sobre los bonos que tenían en sus libros y redujeron la actividad de corretaje ya que los inversionistas se mantuvieron al margen para evitar pérdidas.
"Tras el anuncio original de la Fed, la volatilidad y las tasas subieron muy, muy rápido y eso causó considerables pérdidas en fondos de cobertura y otros grandes inversionistas", afirma Richard Ramsden, analista bancario de Goldman Sachs Group Inc. "Después, los niveles de actividad realmente cayeron".
Banqueros y corredores describen julio y agosto como un período sin actividad. Para dar un vistazo a qué tan miserables fueron esos meses, sólo hay que fijarse en Jefferies Group LLC. Los ingresos FICC del banco de inversión se derrumbaron 88% en el tercer trimestre frente a un año antes.
El tercer trimestre de Jefferies incluyó junio, que soportó el impacto de la caída de los bonos, pero los dos meses siguientes tampoco fueron fáciles.
Septiembre comenzó con una nota más positiva, que luego fue ampliada por la decisión de la Fed de no reducir el programa de estímulo. La acción del banco central volvió a causar una caída de los retornos, llevó a empresas y gobiernos a acudir una vez más al mercado de bonos, y presionó a algunos inversionistas a operar en el espacio de los FICC.
Este mini-auge quizás no dure mucho y ya parece que está perdiendo impulso.
En una nota reciente, Vivek Juneja, analista de J.P. Morgan Chase & Co., pronosticó una caída interanual para el tercer trimestre de al menos 10% en los ingresos de corretaje en los grandes bancos. Las propias entidades tampoco están confiadas, según mis conversaciones informales con ejecutivos de Wall Street y comentarios recientes de Barclays PLC.
En un ambiente tan difícil, el factor diferenciador probablemente sea el apetito de riesgo de cada banco. La ecuación es simple: cuando caen los volúmenes, la mejor forma de impulsar las ganancias es aumentando los márgenes.
Y los márgenes, en el corretaje, pueden ampliarse al colocar más capital en riesgo cuando los inversionistas y las empresas lo piden. Ya sea protegiendo posiciones o ayudando a financiar una mayor parte de un bono, la suerte favorecerá a los audaces en el tercer trimestre.
Los inversionistas deberán asegurarse de que sus bancos no hayan sido demasiado osados. En los mercados financieros, el riesgo no siempre es una mala palabra. Pero es bien conocida la afición de Wall Street por asumir riesgos excesivos cuando caen las ganancias.
Un trimestre revuelto como este debería ser un buen indicador de dos tendencias.
Primero, ¿qué bancos tienen el estómago y los recursos para aumentar el riesgo cuando es necesario? Con regulaciones más estrictas, capital más costoso y mercados inciertos, los ganadores de apuestas FICC en este trimestre serán o los muy fuertes o los muy imprudentes. Los inversionistas deberían observar el "valor de riesgo" —una vara para medir cuánto podrían perder las operaciones de corretaje de un banco cualquier día— y decidirse.
Segundo, julio y agosto fueron presagios de lo que se avecina. Cuando la Fed finalmente reduzca el estímulo, las operaciones de los bancos enfrentarán desafíos que no experimentan desde que comenzó la política de dinero fácil tras la crisis financiera. La manera en que se adapten las distintas firmas será clave para su desempeño futuro.
Como me dijo un ejecutivo bancario: "Ahora, estamos en un mundo nuevo y habrá que analizar el compromiso con estos negocios más riesgosos".
O, como podría haber dicho un académico bíblico como Erasmo: "Lo que Bernanke da, Bernanke quita".
FRANCESCO GUERRERA
WSJ
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