Una fuerte baja de los costos de la gasolina llevó a un desplome de los precios al consumidor de Estados Unidos en abril, cuando anotaron su mayor retroceso en más de cuatro años, mientras que una lectura de la inflación subyacente estuvo tan débil que podría preocupar a la Reserva Federal.
El Departamento de Trabajo dijo el jueves que su índice de precios al consumidor (IPC) bajó un 0,4 por ciento, el mayor declive desde diciembre del 2008, cuando Estados Unidos estaba en uno de los peores momentos de la crisis financiera.
Los analistas esperaban un descenso más modesto, de 0,2 por ciento, en los precios del mes pasado.
El IPC subyacente, que mide los precios sin contar los alimentos y la energía, que son más volátiles, subió apenas 0,1 por ciento.
Las señales de unas presiones inflacionarias contenidas podrían reforzar el argumento a favor de que la Fed mantenga su política monetaria muy flexible, pese a las divisiones entre los responsables acerca de la estrategia de imprimir dinero para comprar bonos.
En los 12 meses a abril, el IPC avanzó el 1,1 por ciento. Esto está muy por debajo de la meta de inflación de la Fed, de 2 por ciento.
El banco central estadounidense apunta a una lectura diferente de los precios, que tiende a ser más suave que el índice del Departamento de Trabajo.
La mayor parte del declive de los precios de abril se debió a una caída fuerte de 8,1 por ciento en el costo de la gasolina, la mayor retracción desde diciembre de 2008.
La inflación subyacente anual fue de solo el 1,7 por ciento, el menor ritmo desde junio de 2011, lo que podría aumentar las preocupaciones sobre el enfriamiento de la demanda económica de Estados Unidos, o quizá incluso el riesgo de una deflación.
La mayoría de los economistas e inversores no creen que sea muy probable una deflación en Estados Unidos en los próximos años, pero ese escenario sería una pesadilla para los funcionarios del banco central.
En una deflación se produce una espiral descendente de precios y salarios que es muy difícil de combatir para los responsables de las políticas.
Solicitudes de subsidio al desempleo se incrementan.
El número de estadounidenses que presentó nuevas solicitudes de subsidios por desempleo trepó la semana pasada a su ritmo más acelerado en seis meses, una señal preocupante para la economía golpeada por las medidas de austeridad del Gobierno.
Los pedidos iniciales de beneficios por desempleo subieron en 32.000 a una tasa desestacionalizada de 360.000, informó el jueves el Departamento del Trabajo. Fue el mayor salto desde noviembre y desconcertó a analistas que esperaban un incremento más moderado.
El dato de la semana previa fue revisado para mostrar 5.000 solicitudes más a lo informado originalmente.
La economía estadounidense ha mostrado señales de que el crecimiento se desaceleró a fines del primer trimestre y en abril, al sentirse el efecto entre consumidores y empresas de las medidas de austeridad lanzadas por el Gobierno federal. Washington aumentó los impuestos en enero e inició recortes presupuestarios generalizados en marzo.
Los datos sobre pedidos de beneficios por desempleo han sido un punto relativamente brillante en el mercado laboral estadounidense y los analistas serán cautos respecto a leer demasiado profundo en la lectura pesimista de una semana, que mostró el número de solicitudes en su mayor nivel, a tasa anualizada, desde fines de marzo.
El promedio móvil de cuatro semanas para nuevas solicitudes, una mejor medición de las tendencias del mercado laboral, permanece cerca de sus mínimos niveles desde el inicio de la recesión del 2007-2009. La semana pasada, el promedio móvil subió en 1.250, a 339.250.
Muchos analistas han notado que la reticencia por parte de los empleadores a despedir a empleados ha hecho una contribución enorme a recientes mejorías en los niveles de empleo.
El mes pasado, los empleadores agregaron 165.000 puestos de trabajo netos a sus nóminas, mientras que la tasa de desempleo cayó a un 7,5 por ciento, el mínimo nivel en cuatro años.
La mejoría en el empleo ha contrastado fuertemente con otros datos, incluyendo el de ventas minoristas y manufacturas, que han sugerido un modesto enfriamiento en la economía a fines del primer trimestre que persistió a comienzos del período de abril a junio.
El informe de solicitudes de subsidios por desempleo mostró que el número de personas que aún recibe beneficios bajo programas estatales regulares tras una semana inicial de ayuda cayó en 4.000, a alrededor de 3 millones, en la semana que terminó el 4 de mayo.
Reuters.
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