La economía de Japón creció a un ritmo más lento que el previsto en el segundo trimestre, lo que ofrece argumentos para quienes buscan retrasar un alza programada del impuesto sobre las ventas incluso cuando la deuda pública ha aumentado más allá de 1.000 billones de yenes (10,4 billones de dólares).
El gasto en capital cayó inesperadamente por sexto trimestre consecutivo, una señal de que las empresas aún no aumentan la inversión a pesar del ánimo positivo generado por las políticas reflacionarias del primer ministro Shinzo Abe en el primer semestre del 2013.
La tercera mayor economía del mundo creció a un ritmo anualizado de un 2,6 por ciento en el período abril-junio, un tercer trimestre consecutivo de expansión, pero por debajo tanto de una previsión de crecimiento del 3,6 por ciento como de una tasa revisada a la baja en el primer trimestre de un 3,8 por ciento.
"No hay necesidad de elevar el impuesto sobre las ventas a toda prisa", dijo Koichi Hamada, un asesor clave de Abe y profesor emérito de la Universidad de Yale, a Reuters.
"Una idea es aplazar todo en un año. Siento que elevar el impuesto sobre las ventas en la fecha prevista podría afectar a la economía", agregó.
Abe fue elegido en diciembre pasado ofreciendo una plataforma de estímulo fiscal y monetario agresivo para reactivar a la economía nipona.
Un efecto inmediato de las medidas conocidas como "Abenomics" fue una fuerte caída del yen, un salto en los precios de las acciones y un consumo personal excepcionalmente fuerte a principios del 2013, pero hay dudas sobre su compromiso con la tercera etapa - la reforma estructural.
Como parte de los esfuerzos para reducir su deuda, que es aproximadamente el doble del tamaño de su Producto Interno Bruto, Japón debe a elevar su tasa de impuesto sobre las ventas del 5 por ciento a un 8 por ciento en abril próximo y luego a un 10 por ciento en octubre del 2015.
Pero los datos del PIB pueden debilitar el argumento a favor de la subida de impuestos, y las fuentes han dicho que a Abe le preocupa que la medida pueda frenar el gasto y retrasar la salida de Japón de 15 años de deflación.
"Un crecimiento por encima del 2 por ciento aún se considera alto, por lo que no conduciría a un aplazamiento completo en la subida del impuesto sobre las ventas. Pero el Gobierno podría hacer que las subidas de impuestos sean más graduales, sin que se retrase el momento", dijo Takeshi Minami, economista jefe del Instituto de Investigación Norinchukin.
(1 dólar = 96,2550 yenes japoneses)
Leika Kihara y Stanley White
Reuters.
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