Los informes elaborados por el departamento de estudios del Grupo BBVA, "situación Venezuela" y "situación Latinoamérica" consideran que el país tiene las peores perspectivas entre las principales economías de la región.
La entidad financiera, que conoce a fondo América Latina por su participación accionaria en bancos locales, proyecta que este año la economía venezolana caerá 0,4% mientras que el ritmo expansivo se mantendrá en el resto de la región.
En Perú, sostiene el BBVA, la economía debería crecer este año 5,8%; en Chile, 4,2%, Colombia 4,1%, México 3%, Argentina 3% y Brasil 2,5%.
La entidad financiera coincide con la mayoría de los analistas y señala que los precios aumentarán este año 43,9%, con lo que el país caerá en un ciclo de estancamiento e incremento de la inflación del que no será fácil salir.
"Esta mala coyuntura económica plantea un gran reto para las autoridades, que incluso pudiera convertirse en una trampa económica", advierte el análisis.
Agrega que el "mantenimiento de políticas fiscales y monetarias laxas, con el propósito de estimular el crecimiento pudiesen conducir en este contexto a incrementar la inflación".
Es decir, si el Gobierno aumenta el gasto e inyecta más bolívares para impulsar el consumo, incrementará la presión inflacionaria.
Al mismo tiempo, señala el BBVA, "una política monetaria astringente que contribuya a moderar el crecimiento de los precios pudiera debilitar la actividad económica".
La pérdida de dinamismo de la economía se hizo evidente en el primer trimestre cuando el crecimiento tan solo fue de 0,7% en un entorno signado por "el racionamiento de divisas que sufrió el sector privado, que limitó significativamente la disponibilidad de insumos y bienes intermedios, así como la desaceleración de la demanda doméstica".
El BBVA precisa que a diferencia "de los períodos de estancamiento pasados, el origen de la recesión no se encuentra asociado a choques externos (generalmente petroleros), sino a la acumulación de desbalances internos. De hecho el mercado petrolero muestra estabilidad de precios en niveles elevados, por encima de cien dólares el barril".
El epicentro del desequilibrio es una "perversa combinación de alto déficit fiscal y crecimiento monetario que atiza la inflación, la demanda de divisas y erosiona el poder de compra tanto del sector privado como del propio sector público".
El BBVA considera en sus estimaciones que "el período de estancamiento económico (crecimiento en torno a cero) se prolongará hasta el cierre del primer semestre de 2014".
En materia cambiaria el año entrante tampoco luce positivo. "Los malos resultados obligaron a devaluar en 2013 y los resultados actuales obligarán a una nueva devaluación de 58,7% en el primer trimestre de 2014" con lo que el tipo de cambio oficial se ubicaría en 10 bolívares por dólar.
Al tomar en cuenta el ingreso y los gastos del gobierno, incluyendo Pdvsa y todos los organismos públicos el descuadre entre ingresos y gastos cerrará este año en 18% del PIB.
"Un déficit tan elevado indica que el Gobierno no tiene espacio para sostener el nivel de gasto, y dada la reticencia política a los recortes de gasto, la única alternativa es hacer crecer los ingresos, bien sea por la vía de financiamiento monetario o por devaluación".
El escenario planteado por el BBVA "considera a la devaluación como la alternativa menos costosa en términos políticos para lograr mantener el gasto público a corto plazo".
No obstante advierte que "sin una reducción real del gasto la gestión fiscal permanecerá en una senda de insostenibilidad".
Victor Salmerón
El Universal
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