lunes, 8 de agosto de 2016

Un petróleo a precio bajo. (+NdR)

Parece que en este mes de agosto reviven los fantasmas del pasado. Primero fueron los bancos que a raíz de la publicación de los test de estrés golpearon nuevamente a los mercados financieros y extendieron la preocupación sobre su salud por toda Europa. En la misma semana, esta que dejamos, también ha hecho acto de presencia nuevamente el petróleo y el precio tan bajo con el que cotiza. Otra vez los nervios se dispararon cuando el West Texas Intermediate, WTI por su acrónimo en inglés, se situó por debajo de los 40 dólares por barril. En ambos casos, tanto a los problemas de los bancos como al del petróleo, la respuesta más probable sea que en ningún momento los problemas existentes se resolvieron.
En el caso del petróleo recordarán que el WTI llegó a cotizar por debajo de los 30 dólares. La razón del desplome del precio del crudo no es otra que el enorme exceso de oferta existente en estos momentos. La producción de petróleo no convencional, el denominado fracking, ha hecho que hayamos tenido que revisar las existencias mundiales de hidrocarburos. Donde antes encontrábamos un petróleo finito en un breve plazo de tiempo, hoy sin embargo parece que nos quedan muchos años como para ver agotado esta fuente de energía. Esta elevación de las existencias se produce en un momento en que el petróleo habría alcanzado su máximo nivel de protagonismo. El mundo parece empeñado en ir sustituyendo esta fuente de energía por otras mucho más sostenibles y sobre todo limpias. Además, el fuerte encarecimiento del precio del petróleo, previo al desplome, ha llevado a una utilización mucho más eficiente de motores y maquinarias que utilizan los derivados del petróleo como fuente energética. Además hay que añadir que desde hace dos años o tres años el mundo ve como se desacelera el ritmo de crecimiento mundial, añadiendo más presión a la baja en el consumo del otrora oro negro. Encima, a ese menor consumo se le añade la incertidumbre del Brexit, que restará puntos al crecimiento mundial. Ha sido precisamente el referéndum inglés el hecho que ha provocado nuevamente caídas del precio del petróleo después de la recuperación hasta algo más de los 50 dólares por barril.
Los países productores, ahora nuevamente con Estados Unidos a la cabeza, se han lanzado a una frenética carrera por extraer crudo. Arabia Saudí en ningún momento ha dejado de producir todo lo que puede y más. A este elevado ritmo de producción se le une además el hecho de que Irán ya tiene acceso normalizado a la exportación de su crudo. Tal ha sido el ritmo de producción que ni siquiera había sitios convencionales para su almacenamiento, debiendo inventarse nuevos espacios para su almacenamiento. Los países productores saben que los días de gloria del petróleo han pasado, tal es así que muchos países que durante décadas han vivido de esta fuente de riqueza de forma única, hoy se ven obligados a reinventar el modelo económico de los mismos. Buen ejemplo es la misma Arabia Saudí o los Emiratos Árabes como ejemplo de lo que acabo de comentar.
No es de extrañar pues que con un exceso de oferta como en la historia no se había visto, unido a un consumo mucho más moderado, la caída del precio del petróleo estuviera más que garantizada. Cierto que una cotización por debajo de los 30 d.p.b. parece demasiado baja, pero también que a mi modo de ver un precio por encima de los 45 dólares e antoja muy elevado, más por encima de los 50. Si el WTI, así como el resto de petróleos de referencia lograron subidas muy importantes, desde prácticamente 26 dólares en marzo a los 52 donde marcó el pico recientemente, fue a mi modo de ver por una serie de circunstancias como huelgas, servicios de mantenimiento, averías y demás circunstancias que provocaron una momentánea caída de la producción. Pero todas ellas eran circunstancias transitorias y que en ningún momento solucionaban el problema de fondo: sobreproducción y demanda más contenida.
En ningún momento desde el derrumbe del precio en 2014 nos situábamos por encima de los 100 d.p.b., aún cuando el máximo histórico es aún mayor los países productores, con la OPEP a la cabeza, han sido capaces de ponerse de acuerdo y eso que Rusia ha intentado aproximarse a la Organización. Nadie quiere, o mejor no pueden, dejar de bombear.
Están los productores con precios de extracción muy bajos, pero comentaba anteriormente, ellos saben que los días de gloria del petróleo tocan a su fin, de ahí su interés en extraer todo lo que puedan en estos momentos. Están los productores con costes más altos, éstos se ven en la obligación de sacar todo el crudo que puedan, pues muchos de ellos han realizado importantísimas inversiones. El dinero de esas inversiones hoy lo tienen que devolver, junto con sus intereses, a los acreedores.
Desee luego parece muy difícil a la vista de los hechos de que el petróleo se establezca por encima de los 45 d.p.b. Más probable es verlo por debajo de ese nivel. El problema del petróleo es un ejemplo clásico de la formación de precios entre la ley de la oferta y de la demanda. Es muy difícil ver ascensos importantes, más si los países con menor precio de producción tienen prisa por bombear. Debemos acostumbrarnos a niveles bajos en precios, pero ¿están los países productores y dependientes exclusivamente del petróleo en disposición de afrontarlo? Este es el auténtico problema, la dependencia de un precio alto.

eleconomista.es

NdR

Realidades distintas en el marco del artículo precedente para 2 miembros de la Opep.

Semanas atrás fué noticia que Arabia Saudíta tuviese un proyecto para "cambiar" su industria petrolera por una diversificación de su aparato productivo, acompañado de una poderosa emisión de acciones de Aramco, su estatal petrolera. Lo planteado determinaría un cambio de la geopolítica petrolera a nivel mundial, que no parece avizorarse mientras esos cambios no vengan apalancados por precios altos, destacando además, que poco tienen para desarrollar en los vastos desiertos de Arabia, por lo que la inversión de ese país es, y de seguro seguirá siendo, fuera de su propio territorio. Por lo anterior, seguro seguiremos viendo una pelea de precios, y una optimización de costos, pero sin duda, en ambos casos, buscando una estabilidad con perspectivas al alza.

El caso Venezuela, es considerablemente más dramático, la estrategia es bombear y al más bajo costo, ninguna de las 2 alterntivas es viable para PDVSA, tanto, que ya estan fijando como estrategia financiera un canje de sus bonos con vencimiento en el 2017 (ver Análisis de Wells Fargo sobre un posible canje de bonos Pdvsa 2017 ); saben que deben optimizar los pocos recursos que generen y diferir al máximo sus pagos, aun cuando eso implique que no entrará dinero fresco para inversión. La apuesta es una recuperación de los precios.

 Fernando Serrano.

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