La carrera global de los inversionistas para obtener retornos más altos los está haciendo comprar deuda de los mercados emergentes emitida en moneda local, lo que agrega las fluctuaciones del tipo de cambio a la lista de riesgos que enfrentan los tenedores de bonos.
La más reciente evidencia se conoció el lunes cuando el Banco de Desarrollo Asiático (BDA) informó que los inversionistas extranjeros se están quedando con una porción cada vez mayor de la deuda en moneda local. Los inversionistas de Estados Unidos, en particular, calculan que se pueden beneficiar tanto de las relativamente altas tasas de interés de los mercados emergentes como por la debilidad del dólar estadounidense.
Para las empresas y gobiernos de los países emergentes, la deuda en moneda local alivia el riesgo cambiario de endeudarse en dólares u otras monedas duras.
.Los inversionistas extranjeros controlaban a fines de julio el 27% de la deuda en moneda local del gobierno de Indonesia, por ejemplo, lo que representa una alza respecto al 16% de un año atrás. En el caso de Malasia la cifra ascendió a 18% en junio, muy por encima del 10% de un año atrás, de acuerdo con el organismo.
Los inversionistas tienen buenas razones para comprar bonos de mercados emergentes para el largo plazo, incluyendo sus mejores perspectivas de crecimiento, el fortalecimiento de las divisas locales con respecto a las del mundo desarrollado y niveles más bajos de deuda pública y déficit fiscal. Al mismo tiempo, parte del dinero que se está volcando a los mercados emergentes proviene de los bolsillos de inversionistas que aprovechan las bajísimas tasas de interés en las economías desarrolladas, particularmente en EE.UU., para hacer ganancias fáciles prestando dinero a los intereses más altos altos que imperan en otros países.
Los riesgos, sin embargo, están aumentando. La deuda denominada en moneda local hace más fácil a los deudores devolver el dinero en caso de un pánico financiero en el cual las monedas se debilitan bruscamente. Pero una abrupta caída de las divisas también reduce el valor de los bonos para los inversionistas foráneos.
Los inversionistas globales han inyectado US$39.500 millones en los fondos dedicados a la renta fija de los mercados emergentes en lo que va del año, de acuerdo con el proveedor de datos EPFR Global, lo que ya batió un récord anual.
Entre los beneficiarios está México que en el pasado se declaró en cesación de pagos de su deuda denominada en dólares. México ahora cuenta con su mercado de bonos en moneda local capaz de financiar tres cuartas partes de sus necesidades. Los extranjeros han sido responsables de una gran parte de la demanda en los últimos meses, señala José Antonio Ordas Porras, jefe de mercados globales de BBVA México. "Hemos observado un movimiento hacia la compra de deuda mexicana en pesos y eso va a continuar. Los gobiernos locales prefieren endeudarse en sus propias monedas más que en dólares. Ese fue un pecado del pasado, el pecado de la década de los años 80", explicó.
Los bonos soberanos de los países emergentes han tenido rendimientos de casi 13,3% este año, según Barclays Capital Indexes. El retorno está muy por encima del 6,5% de los bonos estadounidenses que arrojan mayor rendimiento. El Promedio Industrial Dow Jones, por su parte, acumula un incremento de 3,1% para lo que va del año.
" No puedo pensar en muchas clases de activos que tengan grado de inversión y liquidez con este tipo de retornos", dice Francisco Javier Murcio, viceadministrador de portafolio para estrategia de mercados emergentes en Standish Mellon Asset Management.
La deuda soberana de Brasil a diez años en reales, por ejemplo, rinde casi 12%, lo que supera ampliamente el retorno de 2,5% que brinda el bono de Estados Unidos a diez años. Standard & Poor's califica la deuda de Brasil a largo plazo en moneda local de BBB+, lo que lo deja holgadamente en el terreno de grado de inversión.
El flujo de moneda extranjera genera dolores de cabeza para las autoridades domésticas que combaten la inflación e intentan impedir un sobrecalentamiento de sus economías.
En los últimos doce meses, los gobiernos de Asia y América Latina en algunos casos han amenazado con tomar y en otros han tomado medidas para debilitar sus monedas y reducir el flujo de fondos. El lunes, sin ir más lejos, Brasil aumentó el impuesto sobre la inversión extranjera de portafolio.
Los analistas recalcan que aunque a menudo estos esfuerzos no son efectivos, constituyen un riesgo para los inversionistas foráneos.
Los rendimientos son altos en esos países en parte para compensar el riesgo de enfrentar políticas oficiales hostiles, los sobresaltos cambiarios y otros factores de incertidumbre.
Realizado por Mark Gongloff y Alex Frangos para WSJ de las Américas.
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