TLC EEUU-COLOMBIA |
En la Cámara de Representantes, la votación del TLC con Colombia fue de 262-167, con Panamá de 300-129, y la del de Corea del Sur, el más grande de los tres, fue de 278-151.
En el Senado, las votaciones fueron de 83-15 para el de Corea del Sur, de 77-22 para el de Panamá, y de 66-33 para el Colombia, aprobados en ese orden.
La votación de los TLC, negociados entre 2006 y 2007 durante la presidencia de George W. Bush, fue una demostración de fuerzas entre defensores de la liberación comercial y aquellos que, presionados por los sindicatos, mantienen una vena proteccionista y advierten de una mayor fuga de empleos al exterior.
Lo revelador y significativo de las votaciones fue que, en general, los republicanos, acérrimos críticos de Obama, respaldaron casi al unísono los tratados mientras que muchos demócratas desoyeron a la Casa Blanca y votaron en contra.
Hasta ahora, Estados Unidos contaba con 11 acuerdos comerciales con 17 países y, para la Administración Obama, los TLC son el motor que impulsará el crecimiento económico y la creación de empleos mediante un aumento de las exportaciones.
Según la Casa Blanca y sus partidarios, los acuerdos ayudarán a crear 250.000 empleos y aumentarán las exportaciones por unos 13.000 millones de dólares. Tan sólo el de Corea de Sur, el séptimo socio comercial de EE.UU., ayudará a crear 70.000 empleos.
El líder de la minoría republicana del Senado, Mitch Mcconnell, afirmó que los acuerdos reducirán los aranceles y demás barreras comerciales a los productos estadounidenses, y “nivelarán el terreno” para el empresariado y los trabajadores en EE.UU.
Pero el senador demócrata de Ohio, Sherrod Brown, afirmó que los TLC siguen el “modelo fallido” del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994, ofrecen “más de lo mismo” y perjudicarán a la pequeña empresa y a los trabajadores en este país.
El coro de detractores incluyó al demócrata Mike Michaud, otrora obrero de una papelera y para quien los TLC sólo llevarán más “devastación” a las comunidades.
De los tres pactos, el de Colombia fue el más espinoso a lo largo de la jornada: los demócratas denunciaban la violencia contra sindicalistas y los republicanos destacaban los avances en materia de seguridad y derechos humanos.
Salvo excepciones como el senador Max Baucus, buena parte de los demócratas repitió su queja de que el “plan de acción” suscrito por Colombia para reforzar las protecciones laborales se queda en papel mojado al no ser incluido de forma vinculante en el TLC.
“Me parece profundamente preocupante que el Congreso siquiera esté sopesando un acuerdo comercial con un país que tiene el récord mundial de asesinato de sindicalistas”, dijo la legisladora demócrata de California, Maxine Waters.
Para Colombia, el TLC, suscrito en noviembre de 2006, le abre las puertas de par en par al mercado estadounidense, que ya es el principal destino de sus productos.
El acuerdo garantiza una desgravación total y permanente de todas las exportaciones colombianas, e incluye una extensión hasta 2013 de las preferencias arancelarias andinas.
EFE
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