La madre de todas las
cumbres ya ha terminado y lo mismo ha dejado brillantes luces que
inquietantes sombras en el horizonte de la Unión Europea. Quizás la lectura
más positiva es que Merkel
y Sarkozy ya tienen el acuerdo que querían para meter en vereda el problema de
la deuda soberana. Aparte del borrón
británico, el aspecto más negativo es que un Tratado de estas
características lleva su tiempo de aprobación; en el mejor de los casos
estamos hablando de marzo del año que viene, eso, si los políticos se dan mucha
prisa.
Pero el problema es que los mercados no esperan. Carsten Brzeski,
analista de ING, resumía a Bloomberg el
sentir de los inversores cuando apuntaba que “todavía se ven buenas
intenciones pero va a llevar tiempo poner todo sobre el papel, lo que
significa hablar de largo plazo con la incertidumbre que rodea ahora mismo a
los mercados”. En medio de todo, el
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dejó ayer claro que echará
el resto por los bancos, pero nada más. Esto es lo
mismo que decir que las compras de bonos pueden estar llegando a su fin, salvo
que la situación de un giro imprevisto.
Pero qué se ha aprobado en Bruselas. Sencillamente, una disciplina
presupuestaria draconiana. Así, el nuevo pacto fiscal incluye todas
las propuestas de Francia y Alemania, como la obligación de fijar por ley,
preferiblemente en la Constitución un límite de déficit del 0,5% del PIB,
multas automáticas para los Estados miembros que superen el umbral del 3% y
nuevos poderes para la Comisión para que pueda pedir modificaciones en los
presupuestos nacionales de los países con problemas.
Aún así, Draghi ha calificado el acuerdo de "muy buen
resultado" y ha asegurado que está "bastante cerca de un buen
pacto fiscal". Los líderes europeos esperan que el compromiso sobre las
nuevas reglas de austeridad deje al BCE la vía despejada para aumentar su
compra de bonos en países con dificultades, léase Italia o España,
preferentemente.
Además del nuevo Tratado de austeridad, para combatir la crisis a corto plazo
los países de la UE se
han comprometido a aportar 200.000 millones de euros al Fondo Monetario
Internacional (FMI). La confirmación
"debe producirse en 10 días", según ha dicho la directora gerente del
FMI, Christine Lagarde. La UE espera "contribuciones paralelas de la
comunidad internacional" al FMI.
China y su gran chequera
Con todos estos mimbres, las bolsas europeas han cotizado buena parte de la
mañana desconcertadas, planas e insulsas, intentando encontrar un sentido a los
teletipos que desde Bruselas se agolpaban en las mesas de operaciones. Pero
todo ha cambiado poco después de las doce del mediodía, cuando un cable firmado
por la agencia Reuters anunciaba el campanazo
Las bolsas europeas se han dado la vuelta y suben con fuerza ante la noticia de que China prepara un fondo de inversión por importe de 223.500 millones de euros (300.000 millones de dólares) para invertir en Europa y Estados Unidos.
En concreto, según publica la agencia Reuters, el nuevo vehículo estaría controlado por el Banco Central chino y contaría con dos fondos, uno para Estados Unidos y otro para Europa.
El objetivo de este vehículo inversor es hacer inversiones agresivas y que ofrezcan un mayor rendimiento en el exterior, según explicaron a Reuters dos fuentes distintas que pidieron no ser identificadas. Los detalles están siendo aún discutidos, pero los puntos clave de la operación ya han sido aprobados.
El fondo que manejará las inversiones en Estados Unidos se llamaráHua Mei y el que gestionará los fondos en Europa llevará el nombre de Hua Ou. El estilo de inversión de ambos fondos será similar al del fondo SAFE, radicado en Hong Kong y a través del que China invierte en decenas de sociedades cotizadas extranjeras.
Este nuevo instrumento de inversión del Gobierno chino estará afiliado con la Administración Estatal de Moneda Extranjera (SAFE) de China, la división del banco central encargada de administrar las reservas internacionales del país asiático, valoradas en unos 3,2 billones de dólares (2,4 billones de euros), informa Reuters/EP.
Instantáneamente, el ánimo de los inversores se dio la vuelta y el
dinero comenzó a entrar de verdad. Se giraron al alza los futuros americanos,
preludio de una apertura alcista que ha ido a más tras el buen dato de
confianza de los consumidores publicado hoy por la Universidad de Michigan.
FINANZAS.COM
REUTERS
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