Las influyentes potencias del G20 cierran hoy la séptima cumbre de su historia con un mandato clave para sus socios europeos, a los que instan a hacer todo lo necesario para acabar con la crisis soberana, que amenaza al resto del mundo.
El lenguaje de la declaración final de la cumbre, según el borrador al que ha tenido acceso Efe, da su apoyo a las reformas que quiere poner en marcha la UE, como la unión bancaria, pero no deja lugar a dudas con otra tarea titánica que le impone.
"En un momento de renovadas tensiones en los mercados, los miembros europeos del G20 tomarán todas las medidas necesarias para salvaguardar la integridad y la estabilidad del área", afirma, justo en un momento en el que los bancos de inversión han especulado con la posibilidad de una ruptura parcial del proyecto del euro.
El comunicado cita dos medidas concretas que deben abordar los europeos, mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y romper el círculo vicioso entre la banca y la deuda soberana de los países.
España es un ejemplo de este último problema, con un sector bancario con fuertes necesidades de capital y saneamientos, lo que supone un grave problema para el Estado, que debe rescatar varias entidades, y por tanto también para la cotización del bono español.
El lunes, el rendimiento de estos títulos marcó un nuevo máximo de la era del euro por encima del 7 %, fuera del rango que los analistas consideran razonable, mientras que la prima llegó a marcar los 585 puntos.
Europa ha acordado la concesión de una línea de crédito de hasta 100.000 millones para recapitalizar la banca española, que aún no ha sido solicitada formalmente por España, pero la preocupación permanece.
Unas horas antes de que comenzase la cumbre, el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, reveló que lo más complicado es cómo articular la concesión de la ayuda sin que acabe "contaminando" a la deuda soberana del país, lo que tendría consecuencias negativas en los mercados.
Para ello, la UE propone crear un mercado único bancario, donde la recapitalización o la liquidación de las entidades, y también la protección de los depósitos de los clientes, sea cubierta con fondos europeos, no nacionales.
En el comunicado, la UE celebra estas medidas, y apoya "la intención de considerar pasos concretos hacia una arquitectura financiera más integrada, con supervisión bancaria, liquidación y recapitalización, y seguros de depósitos".
La cumbre que hoy acaba es la última del G20 hasta que en junio del próximo año vuelvan a encontrarse en San Petersburgo, bajo la presidencia rusa, si la situación internacional no requiere una reunión de líderes anticipada.
Por ello, los jefes de Estado de Gobierno y del G20 quieren dejar las directrices establecidas para avanzar en un proyecto común de crecimiento estable y sostenido, con ajustes en los países deficitarios, y con medidas expansivas en las naciones con superávit en la balanza de pagos.
"Todos los miembros del 20 tomarán las acciones necesarias para fortalecer el crecimiento global y restaurar la confianza", apunta el comunicado.
La posibilidad de que la crisis europea extienda un manto de inestabilidad en el resto del mundo preocupa especialmente a los países del bloque denominado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que se han comprometido a aportar más fondos al FMI para que actúe de cortafuegos.
En un comunicado conjunto, los líderes de estos países dejaban por escrito que "la crisis de la zona euro amenaza la estabilidad económica y financiera mundial", y coincidían en la "necesidad de encontrar soluciones conjuntas para resolver la crisis".
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