sábado, 23 de marzo de 2013

¿La maldición de las materias primas?

En su nuevo libro "The Economic Development of Latin America since Independence" (algo como El desarrollo económico de América Latina desde su Independencia) el economista y sociólogo colombiano José Antonio Ocampo y el académico uruguayo Luis Bértola abarcan la historia económica de la región desde la independencia a la actualidad y analizan su impacto sobre el desarrollo humano y social y sobre la estructura productiva de nuestras economías. Si bien reconoce mejoras importantes en el ámbito social, a Ocampo le preocupa nuestra dificultad para escapar del desarrollo basado en las materias primas y aprovechar los ingresos de los últimos años para sentar las bases de un crecimiento más equilibrado. Ocampo, que actualmente es profesor de la Universidad Columbia, en Nueva York, y fue un fuerte candidato a la presidencia del Banco Mundial el año pasado, antes de perder el puesto al estadounidense Jim Yong Kim, habló recientemente con The Wall Street Journal sobre la economía de América Latina. A continuación, extractos de la conversación.


WSJ: Una de las conclusiones del libro es que, en la mayoría de los países latinoamericanos, los períodos de crecimiento son seguidos por lapsos de estancamiento o decaimiento. ¿Cree que el actual ciclo de expansión impulsado por los precios de las materias primas es sustentable o se cumplirá la profecía bíblica de los años de vacas gordas seguidos por años de vacas flacas?
José Antonio Ocampo: El gran problema que tienen varias economías latino-americanas es que no están utilizando este auge para invertir en sectores no asociados a recursos naturales que puedan sostener el crecimiento después. Incluso en varias economías hay clara evidencia de enfermedad holandesa y yo diría que el elemento clave en todos los casos es una valuación muy fuerte de las monedas que ha generado en varios países una sobrevaluación.
No se trata necesariamente de que no desarrollemos nuestros recursos naturales . Lo que hemos visto en los últimos 20, 30 años en América Latina ha sido positivo, por ejemplo en el caso de Brasil, el desarrollo de la soya, o el desarrollo del etanol de la caña de azúcar, o el desarrollo de todas las industrias asociadas a la producción de petróleo...
Nuestra obsesión en el libro es como evitar que los recursos naturales se vuelvan una condena para el desarrollo de otros sectores productivos que igualmente son esenciales para el desarrollo de los países y son sectores agrícolas, industriales… y hoy en día también de servicios de exportación.
WSJ: ¿Cuál es el mayor riesgo para América Latina en el contexto actual?
Ocampo: El mayor riesgo es que esta coyuntura de recursos naturales es que eso se nos convierta más en problema que en oportunidad y creo que hoy en día es más un problema que oportunidad… América Latina debería estar utilizando la buena coyuntura de precios de productos básicos para pensar en su futuro, para pensar en particular en qué otras ramas productivas desarrollar para tener oportunidades hacia adelante. Y veo que muy pocos países están pensando en esos términos e incluso se están haciendo cada vez más más dependientes de los recursos naturales, entonces, si esta coyuntura no subsiste… y la historia nos muestra que estos ciclos tienen su fin, vamos a tener una fase de pérdida de competitividad que, digamos, se ha acumulado y no hemos podido resolver. Eso me parece a mí que es el principal problema. Y si me lo permite, está asociado a otro problema: América Latina debería estar creciendo, a un 5%, a un 6% al año para aprovechar la oportunidad de hacer un "catching up", una reducción de la brecha que tenemos con los países industrializados, pero hemos pendido a una tasa de crecimiento que, a mi juicio, ha sido mediocre. Si América Latina va a estabilizar a un crecimiento de 3,5% no debemos ver esto como un éxito, más bien lo debemos ver como un fracaso.
WSJ: ¿Por qué nos quedamos atrás y no hemos podido emular el éxito económico de Asia?
Ocampo: América Latina tiene que tener dos referencias competitivas, dos benchmarks: el Este de Asia y las economías industrializadas ricas en recursos naturales, o sea, Australia, Canadá, Noruega. Y con ambos grupos de economías estamos muy rezagados en términos de desarrollo tecnológico, eso creo yo es lo que enseñan los datos de los últimos años, las investigaciones que realiza la Cepal. En todos los indicadores de desarrollo tecnológico estamos atrasados con relación a estos dos puntos de referencia.
WSJ: Inversionistas han demostrado preocupación sobre la forma como el gobierno de Argentina viene interviniendo en el sector privado, tras la estatización de YPF, su influencia sobre los medios y, más recientemente, en un conflicto con la brasileña Vale. ¿Es una tendencia preocupante para el país?
No creo que Argentina tenga una tendencia generalizada a las nacionalizaciones, lo que sí creo es que el manejo macroeconómico muestra un debilitamiento en relación con el que tuvieron después del default, cuando tuvieron un período de crecimiento espectacular basado, yo diría, en una mezcla de una tasa de cambio muy competitiva con una política fiscal muy fuerte. Y no había control de precios tan generalizado como el que existe hoy.
WSJ: ¿Entre los países de la región, Perú se ha destacado por su trayectoria de crecimiento acelerado. ¿Tienen ellos una estrategia acertada?
Ocampo: Perú es una economía que ha crecido muy bien y debo decir que me gusta mucho su manejo macroeconómico. Hay en particular un manejo de la tasa de cambio muy favorable, ellos han logrado evitar esta volatilidad de las tasas de cambio y mantener una trayectoria, digamos, mucho más suave, ya sea de apreciación o depreciación de su moneda que el resto de los países que flotan sus monedas. Yo creo que eso ha tenido resultados muy positivos. Hay también una diversificación productiva importante, pero básicamente asociada a los recursos naturales.
WSJ: ¿Cómo puede Venezuela prepararse para el futuro sin Chávez?
Ocampo: Creo que en Venezuela lo primero que hay que hacer es unificar la tasa de cambio en un nivel razonable, tiene que ser más alto que el actual. Van a tener que mantener control de cambios, me parece que no tienen la posibilidad inmediata de desmontar los controles de cambio ni es conveniente hacerlo. Al mismo tiempo, tienen que hacer una racionalización importante de los gastos públicos y de los ingresos públicos. La devaluación obviamente aumenta los ingresos del Estado porque finalmente la principal exportación la hace una empresa pública (PDVSA), entonces, el Estado va a tener unos recursos adicionales que tiene que utilizar para sanear las finanzas públicas, por una parte, pero por otra parte darle subsidios a los alimentos, que a mi juicio son es más importantes que los subsidios a la gasolina. Si el gobierno tiene que optar qué subsidiar, hay que subsidiar los alimentos, es la principal prioridad en este proceso de ajuste. Y a ver como se hace la transición nuevamente a mercado con precios más caros de los alimentos, pero en el corto plazo tiene que subsidiar a los alimentos.
WSJ: Una conclusión del libro es que la región ha hecho mucho en lo que se refiere a la reducción de desigualdad social y económica, pero que queda mucho por hacer.
Ocampo: Brasil es uno de los casos internacionales más relevantes de un país que no ha crecido mucho en un horizonte de 10, 20 años, pero sí ha logrado reducir la pobreza de manera significativa. Algo parecido está pasando en otros países de América Latina. En materia social estamos en un buen momento. Y es un buen momento que hay que ir consolidando (...) Nuestros niveles de desigualdad siguen siendo elevados y en materia de desarrollo humano queda mucho por lograr. América Latina está fallando más en materia económica que en materia social.
WSJ

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