La semana pasada se constataron caídas en la mayoría de los activos y las materias primas quedaron atrapadas en esta situación, mientras que los principales índices tuvieron rendimientos negativos, a raíz de un nuevo descenso en los metales preciosos e industriales.
La baja en gran parte de los activos fue por que la venta reciente en los bonos de mercados emergentes, acciones y divisas se trasladó a los mercados más desarrollados. A esto se suma la fortaleza del dólar, detalló en su informe Ole S. Hansen, analista senior de Materias Primas, Saxo Bank.
La doble dosis de una actividad productiva más débil de la esperada y el aumento en las tasas de interés a corto plazo en China, junto al discurso del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, acerca de una interrupción anticipada de la flexibilización cuantitativa, provocó estas importantes correcciones. Ambos acontecimientos son y serán los dos temas principales cuando ingresamos en un periodo en que la volatilidad irá en aumento.
Los inversores del hemisferio norte se preparan para el cierre o la reducción de su exposición con miras al receso de verano. Durante este tiempo, que generalmente dura hasta finales de agosto, los mercados tendrán poca actividad, lo que tiende a generar movimientos mayores en el mercado.
Durante cuatro semanas consecutivas, la rentabilidad negativa del índice de materias primas DJ-UBS se vio impactado por la venta de metales preciosos seguida por los metales industriales, con un sector energético que representaba un mar de calma en medio de la matanza. En tanto, el sector agrícola logró algunos incrementos, ayudado por las rentabilidades positivas del maíz y el trigo.
En términos individuales, cayeron 19 sobre un total de 24 materias primas y a la luz de lo mencionado anteriormente, no resulta sorprendente que los cinco últimos sean metales. La plata fue la gran protagonista: se desplomó 10% hasta alcanzar su nivel más bajo desde septiembre de 2010, con lo cual su pérdida para 2013 llegó a casi un tercio. El dólar aumentó 1,4% frente a una cartera de divisas, lo que también ayuda a explicar parte de la caída general en los precios.
El oro y la plata continúan su descenso. Como ya hemos mencionado anteriormente, los metales preciosos fueron uno de los fenómenos principales, con el oro y la plata que alcanzaron sus niveles más bajos desde septiembre de 2010.
Esta tendencia a la baja fue impulsada por una combinación de un dólar más sólido, un aumento en la rentabilidad real de los EE.UU. y preocupaciones sobre la salud del sistema financiero de China. Los traders del día y los traders direccionales se convirtieron en vendedores agresivos tras las recientes caídas, lo que provocó el quiebre del siguiente nivel clave en US$1.300 por onza. Esto alimentó la sensación de fragilidad, y los inversores técnicos posaron su mirada en el siguiente objetivo situado en la zona de US$1.150.
Considerando que el metal dorado está bajando desde octubre de 2012, lo que significa una clara señal de alerta, uno podría argumentar que la mayor parte de la liquidación larga por parte de los inversores institucionales y las ventas cortas de los fondos de cobertura ya se ha realizado. Otros mercados, especialmente los relacionados a los bonos y renta variable en economías desarrolladas, tal vez aún tengan margen para caer. El oro podría finalmente recibir algo de apoyo sobre esta base, pero si el dólar se fortalece de manera simultánea, el impacto positivo podría ser limitado. La plata alcanzó mínimos semanales más bajos durante las últimas quince semanas, periodo en el que su valor relativo frente al oro se ha depreciado al máximo desde agosto de 2010.
Actualmente se está comercializando a 61% por debajo de su máximo de 2011 a US$50 la onza. A esta altura, cualquier recuperación tendría que ser impulsada por el oro, dado que la situación actual de la oferta y la demanda no brinda demasiado soporte.
El pronóstico a corto plazo sigue siendo frágil, con un dólar que retoma parte de su fortaleza, mientras que los rendimientos de los bonos no pueden elevarse sin que aumente la inflación al mismo tiempo. Las expectativas de datos económicos más benévolos en los EE.UU. durante el próximo trimestre, podrían no brindar soporte a una reducción anticipada de la compra de activos y en caso de confirmarse, podrían ofrecer soporte al oro. Por el momento, con un flujo de Productos Cotizables en Bolsa (ETPs) que sigue siendo negativo y con fondos de cobertura “alegres” con sumar a las posiciones cortas ya existentes, cualquier aumento en el mediano plazo podría considerarse una corrección.
El crudo, en un mar de calma. El petróleo continúa comercializándose dentro de los márgenes establecidos. Un intento por lograr una ruptura nuevamente por encima del nivel psicológico de US$100 en el crudo WTI fue interrumpido abruptamente por el Comité del Mercado Abierto Federal. El dólar en aumento retiró su soporte y obligó a los fondos de cobertura y a otros traders especulativos a reducir sus posiciones netas largas.
A medida que el crudo se sigue alejando del cuello de botella de la región central de los EE.UU., el diferencial entre el WTI y el Brent se ha reducido aún más. A US$7,2 por barril, el descuento del WTI frente al Brent se encuentra ahora en su nivel más bajo desde comienzos de 2011. Este diferencial se ha visto con gran interés por parte de los operadores, lo que en cierta manera explica la posición larga elevada del crudo WTI en comparación con la del Brent.
Análisis de Saladeinversion.com
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