La negociación, según WSJ, habria sido con 31% del valor facial, por lo que el monto cancelado alcanzaría 865 millones de dolares.
Esta operación representa para la Goldman Sachs, una dura apuesta a futura, con dos elementos que deben cruzarse, quizá uno antes al otro, no importa el orden. Por un lado que los recortes impuestos por los productores OPEP y los principales no adscritos a la organización, surta el efecto esperado, y represente un alza en los precios del barril de petroleo, y una optimizacion en la producción a corto y mediano plazo. Y por el otro, la regularización de la situación política del país, donde desde hace mas de 50 dias, hay un fuerte enfrentamiento entre opositores y fuerzas de gobierno, con un resultado de numerosos muertos, heridos y presos, aunado a la ya deteriorada situación de la economía venezolana, producto de la caida de la capacidad productiva, escasez, y fuerte devaluacion de la moneda.
Por otro lado, analistas esperan una fuerte critica a Goldman Sachs por las criticas que diversos gobiernos del mundo han hecho al gobierno de Nicolas Maduro, por lo que, sostienen, puede ser tomado como un financiamiento a los métodos represivos que enfrentan a la sociedad civil en las calles de las principales ciudades de Venezuela.
Asimismo, el planteamiento de una economía "socialista", con un manejo poco claro de las cifras macroeconomicas reales, sumado a una deteriorada industria petrolera, parecen plantear mas dudas que optimismo a los inversionistas.
A lo anterior, se suma el hecho, del llamado a la Constituyente realizado por el Presidente Maduro, donde definitivamente, para hacerse de votos que le permitan ir a la misma y hacerse con la mayoría electoral perdida, es necesario un amplio plan de propaganda y fortalecimiento de los planes sociales populistas como CLAP, Amor Mayor, entre otros de llevar alimentos y atencion a los sectores populares del país. Esta liquidez es obviamente necesaria, pero a nuestro entender, insuficiente.
Veremos como avanza la apuesta del banco de Inversion norteamericano, su apuesta es riesgosa.
Fernando Serrano.
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