domingo, 4 de noviembre de 2012

Riesgos de cola para el crecimiento en América Latina

Aunque la economía mundial se está desacelerando, las perspectivas económicas Latinoamericanas no son malas. Según las últimas previsiones del World Economic Outlook del FMI, América del sur crecerá al 4% en 2013 (con Paraguay y Perú a la cabeza, pero con Brasil manteniendo una envidiable velocidad de crucero del 4%), México al 3,5% y América Central al 4,1%. Además, la mayoría de los países tienen espacio fiscal y monetario que están aprovechando para amortiguar la desaceleración global, así como una demanda interna cada vez más sólida derivada del aumento de la renta y la reducción de la desigualdad (es la única región del mundo donde la distribución de la renta se está volviendo más equitativa, aunque siga siendo una de las más desiguales del planeta).

Sin embargo, como los países de América Latina están muy integrados en la economía mundial (México y América Central por su vinculación a Estados Unidos y los del cono sur por sus exportaciones, tanto a Asia emergente (sobre todo China) como a la Unión Europea y al propio Estados Unidos), los riesgos que se ciernen sobre la economía mundial podrían afectarles.

Básicamente hay cuatro elementos de preocupación que podrían hacer descarrilar el crecimiento y volver a llevar al mundo a una debacle sincronizada como la que se produjo tras la quiebra de Lehman Brothers a finales de 2008.

El primero es la complicación de la crisis del euro; el segundo el precipicio fiscal al que se enfrenta Estados Unidos (subidas de impuestos y recortes de gasto que se producirán automáticamente a principios de 2013 si nadie los evita y que contraerían el crecimiento cuatro puntos); el tercero una desaceleración brusca de la economía china y, por último, la inestabilidad política de Oriente Medio, que podría llevar a un fuerte incremento en el precio del petróleo si Israel atacara a Irán, desencadenando una recesión global.

El problema de estos cuatro focos de riesgos es que cualquiera de ellos podría desencadenar sucesos devastadores (lo que los economistas llaman riesgos de cola, porque tiene baja probabilidad aunque un impacto grande). Aún así, es poco probable que estos escenarios apocalípticos se materialicen. 

En Europa hay tanto en juego que es de esperar que se pueda reconducir la situación y se evite la destrucción (parcial o total) de la moneda única; tras las elecciones estadounidenses en noviembre es casi seguro de que se llegará a un acuerdo para retrasar el precipicio fiscal y evitar así una nueva recesión; China ya está poniendo los medios para que su aterrizaje sea suave y no brusco y, aunque nadie puede anticipar cómo se comportará Israel, parece probable que las sanciones y la presión diplomática sobre Irán logren evitar un enfrentamiento bélico.

Pero eso no quiere decir que la desaceleración no vaya a continuar, y hay efectos de triangulación que tocarán por varios frentes el dinamismo de América Latina. Un crecimiento más lento tanto en Europa como en Estados Unidos afectaría a América Latina por una doble vía. Por una parte, porque son importantes mercados para sus exportaciones, (especialmente Estados Unidos para México) y, por otra, porque la caída de las demanda transatlántica explica en gran parte la desaceleración de China, que a su vez es la principal importador de materias primas y alimentos de América del sur. 

Por último, no puede descartarse que las políticas monetarias expansivas que los países avanzados (incluido Japón) están poniendo en marcha para impulsar el crecimiento (en el caso de la Reserva Federal) o estabilizar el euro (en el caso del Banco Central Europeo), vuelvan a generar flujos de capital hacia América Latina que aprecien sus monedas, dificulten aún más sus exportaciones (lo que algunos dirigentes brasileños ya han rebautizado como el resurgir de la guerra de divisas) y puedan generar burbujas.

En definitiva, aunque América Latina parece ser una de las pocas regiones que por el momento se está librando del empeoramiento de las perspectivas de crecimiento mundiales, hay varios shocks externos que podrían afectarle.

Federico Steinberg
INFOLATAM

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