¿Oro a 1.200 dólares la onza? ¿Petróleo a 50? Como cada fin de año, los expertos sacan su bola de cristal y tratan de predecir qué puede suceder el próximo ejercicio y dónde se debe invertir o no. La mayor parte de analistas suelen coincidir a grandes rasgos en sus estimaciones, pero los mercados a veces tienen un comportamiento totalmente errático, que se empeña en llevarles la contraria. Saxo BanK, consciente de ello, ha elaborado un listado que recoge los 10 peores augurios que puede esperar un inversor para 2013, aunque no representan sus previsiones oficiales.
1. El bono español a diez años llega a tocar el 10% debido a las crecientes tensiones sociales en el país, la inestabilidad política y un sector público en pie de guerra, al que ya no se le puede reducir más gastos. Con todo esto, la nota crediticia del país se situaría en bono basura con el consiguiente aumento de tensión para los países del Viejo Continente.
2. La rentabilidad de la deuda estadounidense a 30 años vista se duplica, a la vista de la política de tipos de interés cero que mantiene la Fed. Esto propiciaría que los inversores dejasen de apostar por los bonos, con lo que caerían los precios y aumentaría la rentabilidad. Esto abriría la puerta a una década en la que la renta variable prevalezca sobre la renta fija.
3. El Dax baja un 33% hasta los 5.000 puntos. Si la economía china se desacelera más de lo previsto puede poner en peligro la expansión industrial alemana. Una situación que se traduciría en un descenso de la confianza del consumidor y una caída de las acciones de las compañías del sector industrial, que representan gran parte del índice germano.
4. El precio del crudo se desploma a 50 dólares por barril. El aumento de producción mediante nuevas técnicas por parte de los EEUU, que ha provocado que sus inventarios estén en máximos de hace casi 30 años, puede presionar a la baja el oro negro.
5. El oro desciende hasta 1.200 dólares la onza. El activo refugio por excelencia de esta crisis puede perder su protagonismo y su potencial. Si la economía de EEUU se recupera más rápido de los previsto –y los inversores apuestan por activos con mayor riesgo- y baja la demanda de oro físico en India y China, el precio del metal podría bajar hasta 500 dólares respecto al precio actual.
6. Un aumento del precio de la soja del 50%. Tras las malas cosechas de este año por las condiciones climatológicas adversas, el cultivo será aún más sensible a la meteorología durante 2013. Además, continuará al alza su demanda, tanto para fabricación de biocombustibles, como para consumo alimentario.
7. El dólar-yen bajará hasta los 60 dólares –frente a los 83 dólares a los que hoy cotiza- en buena parte castigado por las medidas agresivas de aceleración económica anunciadas por el líder del partido Liberal Demócrata, Shinzo Abe. Esta política castigará en exceso al yen y podría ser todavía peor en el caso de que no se llegaran a completar todas estas reformas. El mercado se quedaría “sobre posicionado” sobre un yen sin fuerza alguna.
8. El euro-franco suizo caerá hasta los 0,95 euros –frente a los 1,20 euros a los que cotiza- lastrado por un recrudecimiento de los problemas en los mercados de deuda del Viejo Continente. España, Grecia y el futuro político de Italia siembran un terreno de incertidumbres en el que se podría originar un flujo de fondos hacia el franco suizo. Los inversores contemplarían la posibilidad de que el Banco Nacional de Suiza decidiera abandonar el régimen de tipo de cambio fijo, que hasta la fecha ha utilizado para mantener estable su moneda frente a la moneda común.
9. Hong Kong abandona la paridad con el dólar y, en su lugar, comienza a aplicar otro tipo de cambio ligado al yuan chino. Esto provocaría un fuerte aumento de la volatilidad y podría abrir la puerta a que otras economías asiáticas emprendiesen el mismo camino.
10. Nacionalización de las principales empresas electrónicas japonesas. La fuerte competencia de Corea del Sur puede provocar que se resienta la industria nipona, causando unas pérdidas de alrededor de 30.000 millones de dólares para Sharp, Panasonic y Sony. Ante este escenario, que provocaría un deterioro de la solvencia crediticia, el Gobierno se vería forzado a tomar cartas en el asunto y nacionalizar el sector, una medida similar al rescate del Ejecutivo estadounidense a las empresas automovilístico.
Saxo Bank
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