Sin duda, es el gran protagonista de los mercados en el arranque de 2013. La
debilidad de la moneda nipona no solo repercute en la economía japonesa, sino
que posee una trascendencia mucho mayor. Sobre todo, porque sus caídas están
engrasando la maquinaria del apetito por el riesgo. O lo que es lo mismo,
constituyen el 'trampolín' que está impulsando a la renta variable
internacional.
El año ya ha consumido tres semanas. Demasiado poco tiempo para extraer
conclusiones definitivas... pero el intervalo suficiente para intuir por dónde
pueden ir las cosas en los mercados en 2013. Porque las intenciones de los
inversores están claras, y entre ellas destacan sus prisas por comprar renta
variable y por vender yenes japoneses. ¿Casualidad? En absoluto. El yen
desempeña un papel crucial en el engranaje financiero internacional. Lleva
siendo así, especialmente, desde el inicio de la crisis financiera en 2007. ¿De
qué modo influye en los mercados? Actuando como el principal termómetro de la
confianza de los inversores. Cuando manda el miedo, la divisa japonesa se
aprecia con fuerza. Y cuando retorna el apetito por el riesgo, pasa a
debilitarse. "Desde 2007 se ha ido revalorizando cada vez que asistíamos a un
nuevo capítulo de la crisis y el suelo del euro-yen ha ido marcando los suelos
de las bolsas, especialmente la europea", confirma Miguel Paz, de Unicorp
Patrimonio.
Eso mismo es lo que está ocurriendo en los primeros compases de 2013. Aunque
de forma acelerada, prolongando de este modo la secuencia que ya se vio en la
recta final de 2012. "Los inversores están saliendo de los activos refugio y
tras las decisiones de los bancos centrales en el mes de septiembre ha vuelto a
activarse el carry trade que tanto ha beneficiado históricamente a los activos
de riesgo", constata Miguel Paz.
Todos contra el yen
Para poner en marcha ese carry trade, resulta preciso contar con una divisa
que actúe como financiadora. Es decir, que proporcione a los inversores munición
-en forma de financiación barata- con la que disparar luego en los mercados. Esa
función recae fundamentalmente en el yen -y en menor medida en el dólar- en los
últimos años.
Por eso, cuando los inversores escucharon las intenciones del nuevo Gobierno
japonés de presionar a su banco central para que debilite la divisa nipona e
imprima más yenes, afilaron sus garras. Más aún, en un contexto en el que la
crisis del euro se ha relajado gracias al Banco Central Europeo (BCE) y en el
que otros bancos centrales, principalmente la Reserva Federal (Fed)
estadounidense, están inyectando más liquidez en el mercado.
Por tanto, todo ha ido a favor de los activos con riesgo, con la bolsa
como mayor exponente, en el comienzo de 2013... y todo ha ido en contra el
yen, que esta semana ha caído a mínimos contra el dólar desde 2010 y contra
el euro desde 2011. Y todo ello a la espera de una cita clave, la reunión del
Banco de Japón del 22 de enero, en la que confirmará -o desmentirá- las
expectativas de que el futuro del yen es bajista.
Pedro Calvo
eleconomista.es
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