En el mundo de las finanzas y en este caso de las acciones, existen muchas palabras y siglas con significados concretos. Si conocemos su significado podemos interpretarla adecuadamente en un contexto. Sin embargo ignorar su significado puede confundirnos y hacer que la comprensión de los términos resulte algo tedioso. Por eso es bueno conocer estas siglas así como algunos tecnicismos que nos ayuden a comprender mejor de que se trata cuando oímos estas palabras. En esta ocasión vamos a repasar el significado y la diferencia de las siglas correspondientes a OPV y OPS.
En su forma más básica, una OPV no es otra cosa que una Oferta Pública de Venta y una OPS una Oferta Pública de Suscripción. La diferencia es que en la OPV se venden acciones ya existentes aunque no hayan salido a Bolsa y en la OPS se venden acciones que se emiten en una ampliación de capital destinada a ser vendida a través de la OPS. En algunas salidas a Bolsa se combina una OPV y una OPS a la vez, es decir parte de las acciones que se venden ya existían y otra parte proceden de una ampliación de capital.
Una OPV consiste en una operación que las empresas realizan antes de su salida a Bolsa con la finalidad de colocar sus acciones en el mercado bursátil. La oferta pública de venta comprende operaciones sobre valores ya existentes de la empresa. Es decir que quien lanza la oferta pone a la venta un activo financiero de una empresa en forma de acciones.
Podemos distinguir dos tipos de ofertas públicas de ventas:
• OPV de acciones no cotizadas. Son empresas que no han cotizado anteriormente y quieren colocar por primera vez acciones de una empresa en bolsa. Como primer paso necesitan una solicitud de admisión a cotización.
• OPV de acciones cotizadas. Son empresas que ya cotizan y uno o más accionistas mayoritarios se quieren desprender de ellas.
Cuando una empresa decide realizar una OPV debe registrar su intención en el organismo oficial que regula este tipo de gestiones. En el caso de España por ejemplo se trata de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En él debe quedar registrado y disponible un folleto informativo, con información concerniente a todos los aspectos de cada OPV, como pueden ser, la forma de colocación, información sobre la entidad emisora, información de la situación económica-financiera, estructura social y organizativa, política de distribución de dividendos, etc.
Por su parte la Oferta Pública de Suscripción (OPS) es una variable de financiación empresarial que se origina mediante la emisión de acciones nuevas procedentes de ampliaciones de capital. El principal fin de una OPS es obtener financiación para realizar nuevos proyectos o para alcanzar las exigencias del mercado en el que se quiere cotizar. La OPS pueden realizarla tanto empresas que ya cotizan, como empresas que van a comenzar a hacerlo. Del mismo modo que la OPV, esta también debe registrarse en los organismo reguladores de los respectivos países, con toda la información mencionada anteriormente. Los folletos informativos son de gran interés para todo aquel inversor que esté interesado.
Una OPS suele verse por lo general como algo más positivo que una OPV, aunque no siempre tiene porqué ser así, ya que significa que la sociedad busca nueva financiación y la entrada de más accionistas mediante la emisión de nuevos títulos. Sin embargo, la OPV se produce sobre acciones ya existentes que salen a bolsa. Es decir, que los actuales accionistas quieren vender sus títulos o que una nueva empresa va a salir a cotizar. Si vemos una OPV al 100% u otro porcentaje muy elevado, de una empresa que ya cotiza en Bolsa, cabe preguntarse si la empresa no está considerando que el negocio se encuentra en su cumbre y no ven muchas perspectivas de crecimiento sino más bien lo contrario, que es fácil que este mengue. Cuando esto ocurre un inversor de ser cauteloso ya que es estos casos la empresa suele querer deshacerse de sus acciones. Esto a veces es difícil de averiguar desde fuera, pues es difícil conocer los negocios futuros concretos que va a afrontar la compañía y como va a gestionar dichos movimientos sin desatender las tendencias concretas del sector al que pertenece.
La emisión de una OPS nos dice que la sociedad tiene la intención de realizar cambios y esto debe estudiarse con precaución. La diferencia principal es que en la OPS la empresa está pidiendo dinero nuevo para llevar a cabo algún tipo de expansión; nuevas fábricas, apertura a nuevos mercados, un giro en el negocio, etc. Por eso hay que tener en cuenta que este hecho supone, normalmente, que la empresa va a sufrir un cambio importante, ya que va a pasar a ser una empresa de algún modo distinta a la que era antes de dicha emisión. Es imprescindible para un inversor valorar esos nuevos negocios antes de invertir en dicha OPS.
También cabe decir que una empresa no tiene por qué decantarse por una OPV o una OPS únicamente, ya que también puede hacerlo de forma combinada. Puede lanzar a la vez dos ofertas públicas diferentes como son la OPV y la OPS.
Por lo general una OPS suele ser positiva para las empresas. Pero por supuesto no hay una norma y siempre hay que estudiar muy bien cada caso concreto. Está claro que ha habido ocasiones en las que las OPS no han salido bien. Una OPS suele ser indicativo de que los dueños además de confiar en el futuro de la empresa, ven también oportunidades de crecimiento. Esto no significa que las OPV sean malas o peores que las OPS, solo son diferentes y como ya hemos dicho en realidad todo es relativo y depende de cada caso particular, a pesar de que en principio debería pintar mejor una OPS que una OPV.
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