En la España de la posguerra, Amancio Ortega, de 13 años, presenció cómo en una tienda de barrio le negaban un crédito a su mamá. Este hecho lo marcó tanto que se juró a sí mismo que su familia nunca pasaría hambre. Hoy, con 76 años, es el tercer hombre más rico del planeta, detrás de Carlos Slim y Bill Gates. Su fortuna es producto de su conglomerado textil Inditex, que reúne marcas tan reconocidas como Zara, Pull & Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho y Uterqüe.
El grupo cuenta con 5.693 tiendas en 85 países y registra ventas anuales por más de 17.947 millones de dólares. El año pasado, la fortuna de Ortega creció en 22.200 millones de dólares, un 38,6 por ciento, llevándolo a ser el millonario que más incrementó su capital durante ese año en el mundo, según lo reportó esta semana la agencia de noticias económicas Bloomberg.
La fascinante historia de Ortega, que empezó a los 13 años como mensajero en la camisería Gala, en La Coruña, y que hoy tiene un capital de 57.500 millones de dólares, fue la que atrajo al periodista español David Martínez a investigar y a escribir Zara, visión y estrategia de Amancio Ortega. El libro gira entorno a la creación de Zara, la marca de ropa que abrió su primera tienda en 1975 y que hoy cuenta con 1.671 locales.
Ortega es conocido por su reticencia a las entrevistas y al jet set. Por eso, para reconstruir la historia de quien es considerado uno de los reyes del mundo textil, Martínez tuvo que hablar con directivos y empleados de su empresa y varios de sus allegados. Fue un trabajo de dos años. El resultado no es una biografía autorizada ni de un libro crítico, sino, según su autor, un texto didáctico.
¿Para qué escribir otro libro sobre Amancio Ortega?
Para que sirva a futuros emprendedores que anhelen que su negocio sea de éxito como Zara, y para explicar cómo funciona un sistema organizativo construido por una persona y seguido desde hace casi 40 años por miles de empleados. Hablar de Zara no tiene sentido sin la figura de su creador, y es esa voluntad la que nos lleva a querer saber más de una persona que, como él, sin estudios, logró crear este imperio de la moda.
El libro define a Ortega con adjetivos como inconformismo, disciplina y perseverancia.
Él es una persona con carácter, que impone una forma de trabajar no autoritaria, pero sí muy clara. Es directo, abierto e interesado por la actualidad económica y social que le rodea. Amancio Ortega es un gran curioso, un hombre muy observador. Una de las anécdotas que refleja esto en el libro es que, en una ocasión, cuando iba en un coche recorriendo La Coruña, vio a un joven que circulaba en una motocicleta con una chaqueta de piel con insignias metálicas. Le gustó. Pensó que era trendy y llamó a los diseñadores para que crearan una chaqueta parecida y la colocaran en las tiendas de Zara en todo el mundo.
¿Qué historia, descubierta en la investigación, le causó sorpresa?
Zara necesita crear tendencias y, para ello, no solo tiene a las tiendas como punto de conexión con sus clientes, sino también a un 'ejército' de observadores en todo el mundo para captar tendencias y preferencias de moda en el mercado y luego crear las suyas.
A Ortega le tocó -como a tantos españoles de su generación- trabajar desde muy joven, pero ¿cuál fue el detonante que le impulsó a ser emprendedor?
Se dio cuenta, por la dedicación y los esfuerzos de su familia, que no quería que sus padres siguieran pasando penurias. Pese a que era un niño y estaba estudiando, decidió encontrar un trabajo como repartidor en una camisería en La Coruña y así fue formándose en la distribución del textil a medida. De ahí que más adelante adoptara y aplicara en Zara la idea de que el centro del negocio debe ser el cliente sin imponerle dos colecciones al año y atendiendo a lo que esté en demanda en el punto de venta.
Si el negocio consiste en mantener una alta rotación en las tiendas con nuevos diseños, ¿no hay mucho 'stock' sobrante?
El grupo Inditex produce 900 millones de prendas al año. Se recolocan en las tiendas y se van rotando en función de las ventas y del stock. Luego, vuelven a utilizarse los tejidos para otras marcas, como Lefties, la low cost (bajo costo) de Zara.
¿Por qué Ortega ha logrado sobrevivir a la avalancha de los textiles chinos?
Porque elimina intermediarios, asume íntegramente la producción y la confección y tiene tiempos muy reducidos en la colocación de prendas en tiendas.
Amancio Ortega comenzó confeccionando batas de boatiné. Este concepto es poco conocido ¿Lo podría ampliar? ¿Por qué fue tan exitoso en este campo?
Son batas de una tela fina que necesitaban las mujeres cuando llegaban a casa del trabajo para protegerse del frío y de la humedad, puesto que Galicia, donde vive Amancio Ortega, es una región muy húmeda y lluviosa. También produjo tejidos que sirvieron como uniformes para estudiantes, algo que no existía en aquella época. Estamos hablando de los años setenta y de una España que salía de 40 años de dictadura.
¿De dónde proviene el nombre Zara?
De una inspiración de la película Zorba el griego, protagonizada, en 1962, por Anthony Quinn. Era sobre un hombre que navegaba por Grecia contra viento y marea movido por la ilusión y la esperanza de un mundo mejor. Ortega fue a registrar el nombre de Zorba pero como ya existía, registró el de Zara; él siempre había defendido la potencia de dos letras como la a y la z, que empiezan y acaban el abecedario.
¿Por qué Ortega confía en su hija Marta la continuidad del negocio?
El actual presidente del grupo, Pablo Isla, tiene todo el apoyo de Ortega, que ya no es presidente ejecutivo, pero que sigue como primer accionista e interviniendo en la actividad del grupo. Igual que Apple tras Steve Jobs, Ortega sigue creando productos para competir en el mercado y contentar a sus clientes.
En el caso de Zara, existen millones de 'zaraadictos' que dos veces por semana y cada quince días esperan las novedades en las tendencias de la moda que aparecen en las tiendas. El futuro después de Ortega pasa por su hija Marta, que trabaja en la empresa y ha cursado estudios empresariales. Ella puede ser la sucesora natural no solo de la propiedad, sino de la gestión de la compañía.
El Tiempo de Bogotá
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