"Creo firmemente que el valor de PepsiCo está maximizado como una sola compañía", dijo Indra Nooyi, CEO de PepsiCo, al anunciar los resultados de la compañía para el tercer trimestre, el miércoles pasado. Lo que siguió fue una apasionada alocución acerca del "Poder de Uno".
Nooyi ha estado bajo el fuego de inversores que dicen que, en su búsqueda de transformar a Pepsi en fabricante de productos más sanos, le ha quitado la vista al negocio central de vender cosas ricas que son malas para la salud. Los quejosos sugieren una solución: Pepsi debiera dividirse en dos porciones más pequeñas, una firma de bebidas y un vendedor de snacks. De ese modo, Frito-Lay (Doritos, Tostitos y Walkers) ya no subsidiarían a Pepsi, Gatorade y Tropicana.
¿Ayudaría una división? Pepsi sin duda seguiría una tendencia actual. Sara Lee, vendedora de tortas y salchichas, dijo que se dividiría en un negocio minorista estadounidense de alimentos y uno de carnes. En agosto, Kraft anunció que dividiría sus marcas de snacks de sus negocios de almacenes en Estados Unidos. Y este mes las acciones de dos firmas formadas con base en la división de un grupo muy diversificado, Fortune Brands, empezaron a cotizar en la Bolsa de Nueva York.
Hasta ahora inversores activistas, como Nelson Peltz y William Ackman, que han presionado exitosamente por la división de varias compañías de productos de consumo, han dejado tranquila a Pepsi. Pero pueden no hacerlo por mucho tiempo. Puede haber llegado el momento de dividir a Pepsi.
THE ECONOMIST
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