El "milagro chino" se está quedando sin combustible y las reformas previstas, aunque dolorosas, son necesarias, después de que la segunda economía del mundo creciese en 2013 "sólo" 7,7% respecto al año anterior.
El incremento del producto interior bruto (PIB) chino se ubica así en el mismo nivel que en 2012, cuando registró el menor valor desde 1999. La cifra de 2013 es pese a todo dos décimas mayor que la meta que se había fijado el gobierno, de un 7,5 por ciento, aunque estos números siempre son muy conservadores y hasta ahora eran ampliamente superados, informó DPA.
"Pese al retroceso a nivel nacional y en el mundo el desarrollo económico de China se ha estabilizado", comentó el director de la oficina de estadísticas, Ma Jiantang.
Sin embargo, el diagnóstico no es bueno: crecimiento a base de crédito, alto endeudamiento, inestabilidad en el mercado financiero, exceso de capacidad en la industria y almacenes llenos a nivel récord. El crecimiento es el más lento desde los años 90 y se estima que este año será aún menor, porque China planea una serie de reformas difíciles.
"Al modelo de desarrollo chino de impulsar el crecimiento a través de inversiones financiadas a crédito se le está acabando el oxígeno", señala el ex profesor de la Universidad de Tsinghua Patrick Chovanec.
También se reduce la capacidad de acción de la nueva cúpula china, añade el hoy jefe de estrategia de la firma estadounidense Silvercrest. "Necesita cada vez más y más crédito, pero cada vez resulta menos crecimiento del proceso". Por eso, el gobierno se enfrenta a un dilema: "Tiene que reducir el crédito, pero eso implica un menor crecimiento".
En la segunda mitad del año pasado, el gobierno fue reduciendo el flujo del crédito, pero pese a ello en total éste aumentó en todo el año un 9,7 por ciento. El sector de la llamada banca en la sombra tiene cada vez más relevancia, lo que aumenta los riesgos en el mercado financiero.
El incremento de la deuda a nivel local es tal que puede poner en riesgo todo el crecimiento, alertó el tribunal de cuentas. En junio de 2013 las provincias, ciudades y comunas sumaban una deuda de 17,9 billones de yuanes (dos billones de euros/2,7 billones de dólares). A finales de 2010 esa cifra era de 10,7 billones de yuanes.
"El sector del crédito en China ha crecido tanto en los últimos cuatro años que ensombrece incluso al desarrollo en Japón en los años 80, Corea del Sur en los 90 y Estados Unidos antes de 2008", alerta el ex presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China Jörg Wuttke, asesor ahora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Wuttke cree que no es impensable que en China se produzca una quiebra gigantesca como la de Lehmannm en Estados Unidos, que desató la crisis financiera de 2008.
La gran duda es si la nueva dirigencia tiene el poder para tomar el timón. "A nivel político, sí, ¿pero y el dinero?", se pregunta Wuttke.
En su sesión plenaria de noviembre, el Comité Central aprobó amplias reformas en las que se le da al mercado un papel "decisivo" en el reparto de los recursos, entre los que se cuenta el capital. La necesaria liberalización de los intereses llevaría sin embargo a unos costes de financiación mucho más elevados para las empresas, lo que a su vez repercutiría de forma negativa en el crecimiento, escribió en un análisis el banco australiano ANZ.
Pese a todo, los expertos coinciden en que a largo plazo el menor crecimiento será positivo para China. "Incluso sería mejor que fuese más lento", indicó a dpa Andrew Polk, del instituto de análisis estadounidense Conference Board. Las reformas no serían posibles si el gobierno usa los métodos anteriores, ya superados, para combatir la ralentización de la coyuntura. La caída es estructural, no es cíclica, opinó. "Los actuales problemas de la economía son una consecuencia de haber crecido demasiado rápido".
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